PARÍS -- La final esperada, con el plus del N°1 del mundo en juego. Rafael Nadal no le dio chances a Andy Murray, se impuso por 6-3, 6-2 y 6-1 y jugará por el título ante Novak Djokovic, que este viernes superó por 6-3, 6-3, 3-6 y 6-3 a Ernests Gulbis. El español irá por su novena corona en Roland Garros; el serbio, por su primera corona.
Un monólogo. A pesar de estar disminuido por un dolor en la espalda, Nadal sacó sin inconvenientes a un Murray visiblemente afectado por el cansancio y el calor. El español dominó de punta a punta, con firmeza con su servicio y pragmatismo a la hora de los quiebres: 6 de 6. Una hora y 40 minutos de acción para clasificarse a su vigésima final en Grand Slam.
Nadal no quiso perder tiempo y golpeó rápido. En su primer turno con la devolución, quiebre. Y esa rotura inclinó la balanza a su favor. Apenas cedió cinco puntos con su servicio en el set inicial, que quedó en su poder en 34 minutos de acción. El español, campeón en ocho ocasiones en París, hizo daño con sus tiros ganadores (11), especialmente con su derecha, y capitalizó a la perfección los nueve errores no forzados del escocés.
Las diferencias siguieron creciendo. Nadal volvió a quebrar (2-1) y encaminó el parcial ante un Murray que pareció pagar caro, con el físico, sus apretadas victorias ante Philipp Kohlschreiber y Gael Monfils en rondas anteriores. Ante una pelota que no lo lastimaba, el español no tomó mayores riesgos y manejó el juego a placer, con su servicio como gran aliado. Nuevo golpe desde la devolución (5-2; 100% de efectividad) y cierre de set apenas dejando 12 puntos en el camino. El escocés, sin resto: solo un tiro ganador.
Y volvió a golpear enseguida. Nuevamente se quedó con el servicio de Murray en el inicio (2-1) y empezó a firmar su pase a la final de París. Para asegurarlo, otra rotura en un encuentro deslucido, sin paridad y previsible. Todo muy lejos de lo vivido hace unas semanas en Roma. El español no quiso una reacción de su rival, aceleró a fondo y se quedó con el éxito de manera contundentente.
Antes, en el primer turno del día, Gulbis pareció mejor plantado en el comienzo, con solidez y ganando los primeros seis puntos del partido. Sin embargo Djokovic fue encontrando el camino poco a poco. Estuvo 0-30 en su turno inicial de saque y levantó dos break point en el segundo para el 2-2. De ahí en adelante, otro set. El serbio quebró (en su cuarta oportunidad) y sacó una luz de ventaja. El letón perdió el eje, empezó a estar errático -muchos disparos en la red- y dejó todo en manos del N°2 del mundo, que no lo perdonó: otra rotura, en el noveno juego, y set (6-3) en 41 minutos de acción.
En el segundo parcial, mucha paridad. Gulbis bajó la cantidad de fallas, pero se encontró con un Djokovic sin fisuras. Así, con un claro dominio de los sacadores, pasaron los primeros siete games (4-3). Y ahí las dudas del letón, que estuvo 0-30 y terminó perdiendo su servicio en la única oportunidad de quiebre del set. El balcánico maximizó su ocasión y terminó cerrando el segundo parcial con idéntico marcador (6-3) en su tercer set point.
Gulbis mandó señales desde el inicio de la tercera manga. En su primer turno de devolución tuvo punto de quiebre, algo que no vivía desde el cuarto game del partido. No pudo aprovechar su ocasión, ni tampoco las oportunidades que tuvo para quedarse con el saque de Djokovic en el 3-2. Pero era otro jugador, más agresivo y con muchos menos errores no forzados ante un rival que llamativamente perdió un poco de movilidad en sus piernas. Presionó, peleó por una nueva chance y finalmente se quedó con el servicio del serbio (5-3) por primera vez en el partido. Al cuarto set.
Djokovic tomó el control en el inicio y parecía tener todo cerrado. Quiebre y aparentes dolores en la espalda para Gulbis. Sin embargo, cedió su servicio en el tercer game, quebró su raqueta contra el piso y empezó a mostrar algunos síntomas de cansancio. La historia podía complicarse. No obstante, el serbio mantuvo el pulso gracias a su saque y apenas unos puntos de buen nivel con la devolución, en un clave octavo game, inclinaron la balanza a su favor. Luego, el cierre con autoridad para avanzar a la final.
De esta manera el serbio jugará su 13ª final de Grand Slam, segunda en París (2012). Irá en busca de su primer título en Roland Garros. Y de paso, el N°1 del mundo.
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